Geraldine de Jesús Rincón González
La
ética lleva a toda persona a actuar en pro del colectivo. Con base en esta
premisa y en el caso del periodismo, el comunicador social, Javier Darío
Restrepo (premio Gabriel García Márquez a la excelencia periodística, con más
de mil entrevistas en su praxis profesional y contribuyente en la elaboración
de un código de ética que va de lo filosófico a lo concreto), otorga,
entre sus muchas charlas y talleres, un decálogo ético que sin duda alguna
ayuda a todo periodista en su ejercer profesional.
De
igual forma debe desconfiar de las personas quienes confían sí mismas, debido a
que “una persona contenta consigo misma, está condenada a la mediocridad”. Por
el contrario, cuando un periodista está insatisfecho con cuanto hace, se
convierte en un factor indispensable en una redacción. Afirma, a su vez, que
esa sana desconfianza es un síntoma de buena salud.
Es
imprescindible que todos los periodistas tengan claro que sus titulares
amarillistas y sensacionalistas no los convertirán en lo mejor del gremio y esa
aseveración se ve evidenciada a través de lúdicos y jocosos ejemplos que coloca Juanjo
De la Iglesia en su programa “Caiga quien caiga”, pues todo buen
periodista debe servir a la sociedad al entretener, informar y educar a su
público, no confundirlo ni “venderle” información alterada o exagerada.
En
concordancia con lo anterior, algunos ejemplos de la mala praxis profesional,
evidenciada en titulares, son los siguientes: “Dar sangre antes de que se la
chupen” para hacer referencia a que estudiantes de medicina de Sevilla donan
sangre para protestar por su formación; otro ejemplo sería “los últimos latidos
del Generalismo” para indicar que hubo protestas contra el cierre del hospital
militar del Generalismo.
Entonces,
es crucial que los profesionales del periodismo y los periodistas en formación
se cuestionen sobre cómo muestran el presente social a su público, ya que no es
igual en un discurso periodístico decir que Mónica Lewinsky seduce a Puttin que
titular “Lewinsky y Putting: personajes de una ópera” ni tampoco es lo mismo
entregar una nota, cuyo título sea “La iglesia se pone dura con el condón” a
“Las organizaciones religiosas rechazan el preservativo como método de
prevención del sida”. Por esta razón, un periodista debe ser preciso y conciso
en cuanto escribe; evitar esos juegos de palabras ficcionarios mal logrados y
ofensivos y, por supuesto, mejorar cada día más su redacción
En
síntesis, la ética no es heterónoma, sino autónoma. Esto quiere decir que la
ética es una decisión, no una imposición y, en el periodismo, es la convicción
personal que tiene cada profesional de actuar en función de sus valores y no de
sus intereses personales y es que de eso se trata la ética básicamente: cuando
el ser abandona su rutina monótona e insana y el bien se vuelve costumbre de su
vida.
Comentarios
Publicar un comentario